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Una estrategia está para “ser” y no “suceder”

Una estrategia está para “ser” y no “suceder”

Autor: José Gálvez.

Presentaciones sobre progreso de resultados; nuevas iniciativas para implementar en el negocio proliferan, así como noticias en el mundo, en el nombre de acelerar la calidad y gestión en la organización. Asimismo, las reuniones de planificación estratégica siguen a la orden del día como estrella referente para sus colaboradores. ¿Y es que lo descrito promueve o invita al compromiso de pensar y actuar estratégicamente?

Si estás leyendo mis líneas es que o bien has considerado, participado o presenciado estos eventos como parte de los protocolos de gestión. Y aquí mi pregunta reto para ti y tu organización: ¿qué existan estos momentos desencadena que las decisiones sean consecuentes con los fundamentos de tu negocio? En mi interacción con múltiples clientes, me he llevado con la sorpresa que el 70% de ellos me responde con un “No”; y quisiera comparar este pequeño hallazgo con 4 mensajes:

“Todo maratonista empezó con una caminata..”

Está bien con pensar en el gran juego del largo plazo: nos da tracción y norte claro. Sin embargo, llegar a los ~40km de una maratón sin delimitar paradas y acciones en hitos (digamos a los 10km y 20km) corremos el riesgo de sobre esforzar nuestras articulaciones en el cuerpo (léase los recursos y procesos clave en tu negocio). Una estrategia empresarial es tan o igual de desenfocada que un atleta cuando éste no es consciente de sus capacidades y recursos, además de ignorar cuánta resistencia posee. Si como atletas empresariales solo nos enfocamos en el resultado de largo plazo, sin importar el costo asociado a ello en cada kilómetro recorrido, estaremos claramente destinados a perder la carrera (y muy rápido).

“…y cada sesión de caminata empezó con un propósito.”

Mi experiencia me ha mostrado que existen negocios que son convencidos que inyectando recursos financieros, tecnológicos y humanos para la ejecución de su estrategia, finalmente terminan sobre estimulando a la organización, afectando su performance y no llegando a los resultados deseados. ¿A dónde voy con esto? Que no hay mejor resultado en la estrategia solo por colocar mayores recursos. Al contrario, muchas veces los mejores han resultado con el uso de la tradicional - pero no subestimada - norma de “menos es más”. Seamos eficientes: no pienses en recursos, piensa en la propuesta de valor que trae tu decisión estratégica. ¿Merece la pena? ¿Qué escenarios y variables están en juego para que sea exitosa? ¿Qué métricas de negocio expresarían que el propósito de valor por el cuál te das al mercado se está cumpliendo? ¿Lo que estoy dispuesto a invertir en mi estrategia es razonable?

Repasando tus decisiones bajo la lupa de lo que eres como empresa en vez de solo computar por lo que sucede en tu entorno competitivo (sea dentro de tu negocio o por el mercado) te da sabiduría y mejor guía para potenciar el impacto de tu estrategia.

“Con propósito y principios bien definidos, los cambios del entorno no quiebran tu estrategia”

Gary Keller en su libro “The One Thing” comparte una máxima que adopte para mi vida empresarial y que comparto contigo también: “Dedícate a hacer 1 (una) acción a bien y que esa tu prioridad.” En los negocios no existen las prioridadeS (resalto la S de forma adrede porque la prioridad es única y no forma parte de un colectivo). Cuando tu estrategia juega en línea con tu propuesta única de valor, no hay distracción o conflicto en el tiempo por lo que decidiste. Lo anterior se explica ya que tendemos a construir las estrategias como respuesta de Pavlov por dejarnos llevar por estímulos o inercia natural de la conducta del mercado. Sin embargo, cuando las grandes contribuciones empresariales están fundadas por sus principios, éstas dejan de ser influenciadas por eventos no relacionados con su core o principios. Cuando pensamos de manera centralizada en base a lo que sucede mercado, entregamos nuestro poder a los terceros (léase a los clientes 100%, la competencia directa o las tendencias, etc.), y por ende solo “sucedemos” (léase ser reactivos). Por contraste, cuando actuamos de manera centralizada por nuestros principios, tenemos dominio, guía y sabiduría para “Ser”. Haciéndonos responsables de nuestras decisiones, nos colocamos a una estrategia por convicción, suficientemente inteligente al ser capaz de leer información de lo que suceda alrededor y tomando solo lo más relevante como insumo de decisión pero no dejándonos influir enteramente por ella al decidir.

“Estar centrado por principios te hace estratégicamente sostenible”

Finalmente, la centralización de la estrategia basada en principios nos entrega claridad y balance sobre nuestras decisiones corto y mediano plazo. Permite la reflexión empresarial si nuestras convicciones están en línea con las iniciativas y da seguimiento con propósito y no por reacción.

Una gestión estratégica con seguimiento fundando en principios reduce el ruido corporativo, enfoca las energías de nuestros equipos y también comunica de manera directa el “por qué” de las decisiones a todos los niveles de la organización.

Espero para ti y tu organización que mis líneas te inviten a reflexionar en la capacidad y alcance que la estrategia te da para “Ser” y no “Suceder”. Recuerda que tu liderazgo estratégico existe para construir organizaciones que trasciendan en el tiempo y no para dar solo la hora hoy.